martes, 13 de mayo de 2014

No nací para esto

No nací para quedarme arrinconada en la curva de tu duda, no soy el punto de tu interrogación, no me oxidaré en la línea de salida por más tiempo.


No crecí para observar desde mi mundo el tuyo, aceptar la obligatoriedad de tu indiferencia y escuchar tus pasos arrastrados sobre el camino de tu cotidianeidad.
No me educaron para silenciar el crujido de mis ideas al romperse tras chocar con tu mirada vacía de emoción.
No soy un animal más que sondea nuevos caminos con destino al infierno, no me calma el hielo ni me aviva el fuego.
No vivo para ser el nudo ‘cómodo’ de tu estómago, el que no te aprieta la vida, el que no te roba el aliento.
No cicatrizo tu mala fe con besos porque no aprendí a besar con la idea de dejarme el alma pegada en unos labios hambrientos de excesos.
No tengo manos para acariciar tu ego codicioso y ciego de miserias que rodean el mundo. Las caricias agonizan en cada rincón.
No respiro para calmar tus ansias de victoria sino para alimentar mi mente y gritarle al cielo que este mundo enfermo no es más que un circo lleno de títeres.

Nací para luchar contra lo que viene impuesto. Para dibujar sonrisas en rostros muertos de ánimo. Para prestar mi oído a mutismos trágicos. Para acariciar cuerpos quemados por el asfalto. Para llenar de agua desiertos abrasados. Para sembrar la tranquilidad en maceteros sangrientos de odio.
Nací para saltar entre los tejados con alma de gato, para volar entre árboles que cobran vida, para observar el movimiento de la flor más arrinconada del universo. Para quebrar tu voz con mi mirada, para parar el tiempo en un mundo lleno de medidas, para poner el infinito en tu copa, para mojarte la ropa y desnudar tu mente. Para trazar el surco de tu lágrima evitando que te moje el corazón. Para llenar los espacios que te vacían, para calarte hasta los huesos, para recorrerte de principio a fin con mis dedos bailando al son del desvario, para compartir los monstruos de chica atrevida, para ser el punto y seguido de tu inspiración.

No pasaré simplemente por esta vida con zapatos de niña efímera sin huella, sin llaga, sin temblor.
Me obligaron a nacer, expatriándome del mejor hogar que jamás habría de conocer. Formo parte involuntaria de este juego siendo una pieza más en el tablero de los años por morder. Déjame disfrutar de esta primavera de cal que derramó toda la arena sobre el mar de tu puerto. No hay botella con mensaje ni barco con nueva misión. Solo existe la instantánea de luna que adorna la ciudad entre las ramas de un parque y me tiende un lienzo en blanco en el que poder seguir dibujando con cera transparente una vida que nunca será real.
Nací para soñar y para compartir mis sueños.
Cántame ahora aquella nana, la que cambió nuestra infancia, que ya va oscureciendo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Muchas gracias por leerme!