domingo, 14 de abril de 2013

Arena y punto

Mis pies descalzos se hunden en la orilla. La brisa me corta la respiración y la piel. El sonido del mar se hace un hueco entre mis pensamientos. Cierro los ojos, me tumbo, sólo siento frío. Dicen que el agua salada cura las heridas… pero yo sé que es un alivio pasajero. Ya estuve aquí antes.

Sigo descifrando las palabras que me traen las olas. Estrellan la realidad contra mis pies. Susurran a voz en grito mis errores, los tuyos, los nuestros… la necesidad de creer. Absurdo es echar de menos algo que nunca fue. La marea va subiendo más y más. Me rodea. Es lo único que siento que es de verdad. Oscurece. Me pierdo y me encuentro. La balanza se ha decantado. El estruendo es el castillo desmoronándose. Los deseos y la ilusión se van ahogando ante mis ojos a escasos metros.
Papel y tinta. El viento volcó el tintero que se desangra sobre esta playa. Las palabras se evaporan, las posibilidades echan a volar, la incertidumbre queda reducida a certeza, la tristeza también se irá como todo lo demás. Para ello arrojo los recuerdos a las olas,  me los devuelve. Aún los lanzo con más fuerza. Miro, queda uno. El abrazo que me diste sin querer llegar a ser abrazo. Tu cara junto a la mía… te desperezabas. Para mí el momento que guardaba, para ti sólo una nueva despedida. El reloj seguía su camino. El tiempo no se alargó. La arena se levanta y me golpea. La muralla tiene fisuras. Un cigarro, una llama, cenizas. Más arena para salvar lo que queda, para cimentar con más fuerza, para arreglar el destrozo. Más arena para hacer frente a las sacudidas del mar.
Las estrellas iluminan la salida. Antes, respiro con fuerza para llenarme de esta tensa paz. Tiro la botella vacía de mensaje. Ya volveré a por ella. Descorcharé otra, la que iba a servir en dos copas. Encenderé las velas que iluminarán tu espacio. Me quedaré en esta agria duermevela que aún pelea por quedarse. Me iré despojando de todo, poco a poco… Guardaré un poco más el abrazo hasta que un nuevo golpe de realidad me deje sin él. Las botas están llenas de arena, una huella más de lo que no llegó a ser.

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