lunes, 9 de diciembre de 2013

Los restos del ayer


Una noche de copas, de risas, de confidencias. Por la mañana sólo queda esto. Un disco rayado de lápiz de ojos y unos labios mudos que se ahogan en un papel

Gasté el carmín en tu cuello. El rímel quedó impregnado en tus dedos. Mis labios siguen sellados con tu fragancia. Mi olor está atado en tu pecho. Mis manos ya no buscan las tuyas, mis pies no corren más. Te has ido. Has cerrado la puerta. Me desmaquillo.
Son los restos del ayer, cuando todo era posible. Hoy ya es otro día. Amaneció y se iluminó cada rincón. Ahora me vacío de tus caricias. Elimino lo que resta del corazón. Una ducha de agua caliente. Espuma que recorre mi piel y acaba con tu recuerdo. Miro hacia abajo. La inclinación perfecta para que las imágenes sean tragadas por el desagüe.
Albornoz, ropa, secador.
Guardo en una caja los ojos de gata sin gato. Pinto una sonrisa en mi cara. Preparada para un nuevo día. Gira. El mundo sigue orbitando. Despierto. El sueño acabó. Ahí es donde te encuentro.

Ahora… abro los ojos, me desperezo, me despido de la almohada, me levanto. Un café. Arranca un nuevo comienzo.

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