domingo, 14 de febrero de 2016

Sin ti… sigo siendo yo

14 de febrero, un día para celebrar el gran trabajo que Cupido realizó para unir a dos personas. Romanticismo a flor de piel.
Quizás es un romanticismo pegajoso, con sus osos de peluche y sus flores a punto de marchitarse descansando en un vaso que hace las veces de jarrón. No es de cerámica de la buena, pero se mima igual. La cena, los bombones, el vino. Lo mejor del día sin duda alguna. Las promesas de lo eterno que flotan en el aire. Y, como no podía ser de otra forma, la mítica y manoseada frase del ‘sin ti no soy nada’. ¡Cuántas canciones!!!

Pues bien. Me parece genial que haya un día en el que se dé un espacio a esta especie de ‘culto al amor’. Para algunos seguro que sirve para reflexionar sobre los motivos por los que mantiene una relación con esa persona, el porqué siguen unidos pese a los roces, sobre el porqué se miran y se para el tiempo. Es algo maravilloso pero, perdonadme… ¿eso del sin ti no soy nada?, ¿esa concepción de la media naranja? ¿La media vida sin sentido y en búsqueda constante de la otra media para encajar el puzle? A mi parecer es un mensaje de lo más angustioso.

Y es que sin ti… sinceramente, sigo siendo yo. 
Sigo pensando lo mismo, queriendo hacer las mismas cosas, viendo las mismas películas, leyendo los mismos libros, gustándome la misma música. Me gustas, sí. Seguramente aportas mucho en mi vida, cosas buenas, ratos de risa, charlas interesantes. Aprendo de ti y por eso estoy contigo. Pero nada de sumar mitades. Yo soy un todo indivisible, tú eres un todo indivisible. Nada de primero dividir para luego sumar y después multiplicar. Luego todo se resta.

No quiero medias partes. Las naranjas me gustan sin grumos en forma líquida que llenan un vaso en el desayuno. Por elegir, haciendo gala de mi absoluta libertad y de la tuya, prefiero que seas un limón, o sal, quizás arena u ola de mar. Algo que haga que la vida me pique. No quiero acallar mis ideas por encajar en las tuyas ni viceversa. Respeto. Diversidad. Tolerancia. Así soy, contigo y sin ti. Simplemente yo, al igual que espero que tú sigas siendo, sencilla y maravillosamente, tú.

Feliz San Valentín!



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