14 de febrero, un día para celebrar el gran trabajo que
Cupido realizó para unir a dos personas. Romanticismo a flor de piel.
Quizás es un romanticismo pegajoso, con sus osos de peluche y
sus flores a punto de marchitarse descansando en un vaso que hace las veces de
jarrón. No es de cerámica de la buena, pero se mima igual. La cena, los
bombones, el vino. Lo mejor del día sin duda alguna. Las promesas de lo eterno que
flotan en el aire. Y, como no podía ser de otra forma, la mítica y manoseada
frase del ‘sin ti no soy nada’. ¡Cuántas canciones!!!
Pues bien. Me parece genial que haya un día en el que se dé
un espacio a esta especie de ‘culto al amor’. Para algunos seguro que sirve
para reflexionar sobre los motivos por los que mantiene una relación con esa
persona, el porqué siguen unidos pese a los roces, sobre el porqué se miran y
se para el tiempo. Es algo maravilloso pero, perdonadme… ¿eso del sin ti no soy
nada?, ¿esa concepción de la media naranja? ¿La media vida sin sentido y en búsqueda
constante de la otra media para encajar el puzle? A mi parecer es un mensaje de
lo más angustioso.
Y es que sin ti… sinceramente, sigo siendo yo.
Sigo pensando
lo mismo, queriendo hacer las mismas cosas, viendo las mismas películas,
leyendo los mismos libros, gustándome la misma música. Me gustas, sí.
Seguramente aportas mucho en mi vida, cosas buenas, ratos de risa, charlas
interesantes. Aprendo de ti y por eso estoy contigo. Pero nada de sumar
mitades. Yo soy un todo indivisible, tú eres un todo indivisible. Nada de
primero dividir para luego sumar y después multiplicar. Luego todo se resta.
No quiero medias partes. Las naranjas me gustan sin grumos en
forma líquida que llenan un vaso en el desayuno. Por elegir, haciendo gala de
mi absoluta libertad y de la tuya, prefiero que seas un limón, o sal, quizás
arena u ola de mar. Algo que haga que la vida me pique. No quiero acallar mis
ideas por encajar en las tuyas ni viceversa. Respeto. Diversidad. Tolerancia. Así
soy, contigo y sin ti. Simplemente yo, al igual que espero que tú sigas siendo,
sencilla y maravillosamente, tú.
Feliz San Valentín!
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